Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2010

AMANTES MUJERES … historias con fecha de vencimiento?

Imagen
“No entiendo, cuando comenzamos sabia mi situación,…y estaba todo bien, de repente comenzó a molestarse por todo, y pedir mas y mas”… Confeso un amigo. Desde todos los tiempos la literatura se ha servido de historias de este estilo para contar incontables aventuras, con sus vicisitudes, hoy cada novela nos muestra también de manera más cercana a estos tiempos. Es para las mujeres imposible mantener en el tiempo una relación sin comprometerse con sentimientos? O todas esas relaciones están signadas por una fecha de vencimiento? La relación erótica nace con un convenio de partes, donde las condiciones muchas veces se establecen no de antemano sino con posterioridad a darse cuenta y/o vivirlo. De ahí que hay cierto determinismo, se establecen pautas sobre el impulso, se establece reglas sobre lo sucedido. Las heroínas de la literatura que vivieron como amantes desde Toltoi con Ana Karenina, pasando por Shespeare con Julieta, Garcia Marquez en El amor en tiempos de cólera, otras como Los p

Cuando no estas...

Imagen
“ No te enamoraste de mi, sino de ti cuando estas conmigo.” Ricardo Arjona. De quien nos enamoramos realmente? Esa sensación de que si no estas con el ser amado falta todo. Arjona pone el punto sobre el polo correcto, creo que ciertamente los que nos cautiva es las sensaciones que el otro provoca, las emociones que nos generan esos encuentros, la embriagadora sensación de que estamos absolutamente enamorados. Y el amor es otra cosa. Enamorados sin embargo vamos en busca de repetir esos momentos, nos volvemos demandantes, necesitados de que el otro no de atención, este para nosotros para nuestras necesidades. Y cuando no esta, dudamos. No de lo que nos pasa, sino del amor del otro, que es otra historia, que es harina de otro costal, que vive su propio mundo, su propia historia. Nos sentimos privados, como en un efecto de abstinencia encontramos todos los sin sabores, vemos los defectos del otro, perdemos la objetividad. De hecho no nos enamoramos del otro tal como es, sino lo