La mala prensa de equivocarse

Desde chicos entendimos que equivocarse no tiene buena prensa. Obligados a mentir antes de reconocer que nos comimos el pastel que no se debía, impulsados a negar que nuestra autoría de travesuras no muy populares. Negamos, culpamos, transferimos culpas, nos negamos a nosotros mismos para que no se nos niegue el afecto necesitado.
Cuando nuestros hijos admiten un error .. que postura tomamos?
Un … Coomoooo dijissteeee? Incriminatorio, intimidan
te y autoritario heredado de nuestra infancia?
O podemos usarlo para el aprendizaje. Que es aprender incorporar conceptos sobre cuestiones, razones para que la próxima elección sea mejor.
Sin enojo, sin dramas, solo con seriedad.

Cuando no está en juego la aceptación, no hay miedo a equivocarse.

Y si no hay miedo a equivocarse hay crecimiento hay creatividad, porque no me tengo que preocupar en ser amado, en asegurarme un lugar en los afectos.

Vale para los niños, vale para el niño que llevamos dentro, como dice Laura Gautman en el Poder del discurso Materno. “Estamos atravesados por el desamparo emocional”.
Es nuestra responsabilidad reflexionar sobre nuestra postura sobre nuestras propias sombras para poder trasmitir e inculcar que el aprendizaje tiene aciertos y errores y que nosotros somos muchos más que eso.


Hasta Pronto.-

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