Persiguiendo la naturaleza del deseo: el miedo

“Son las cosas pequeñas las que nos asustan. Las cosas inmensas, aquellas que pueden matarnos, nos hacen valientes”. John Berger

Del otro lado del deseo esta el miedo, la contra cara, en el revés de la trama.
Pero realmente a que le tenemos miedo?
A las pequeñas cosas?
Tal vez a las minúsculos gestos que construyen una relación, a la mirada que no esta, a la caricia que es esquiva, a la intimidad que se escurrió por nuestras manos, a los silencios compartidos.
Por que del otro lado esta el deseo, la pasión, el hilo que teje estas pequeñas perlas, el hilo que conecta un momento con otro, sin esa conexión solo queda el miedo.
Las grandes perdidas solo han producido héroes, que se enfrentan con arrojo, desterrando el miedo, las pequeñas solo producen miedo, producen ansiedad.
Las grandes perdidas nos hace valientes, nos subimos hasta en la derrota mas indigna encontramos la dignidad de la pelea.
En cambio con las pequeñas estamos vulnerables, incapaces de tolerar las pequeñas gotas sin preguntarnos si terminaremos empapados, mojados, ateridos. Incapaces de sortear todos los síntomas, solo queda preguntarnos si estamos enfermos.
Estamos enfermos?
O solo tenemos miedo?
Pocas emociones se configuran tan fuertemente en nosotros como el miedo o el deseo, nos impulsan, nos arrastran, nos moldean, oscilamos indefectiblemente en ellos, se excluyen así mismo uno del otro?
No necesariamente.
Y si el miedo sea solo una forma de desear lo que no esta? lo que tememos perder? Tal vez sea tan solo no fueran síntomas de enfermedad sino muestras de cuan apegados estamos al deseo.
Según Nietsche “estamos mas enamorados del deseo que de lo deseado”. Tal vez lo que va cambiando sea esa forma de desear, esa imagen a la que asociamos como deseable.
Para ser valientes busquemos entonces cosas inmensas, el amor es una de ellas, y si de amar se trata que no sea un amor cobarde.
Hasta Pronto

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