LAS ARPÍAS ( “Las Arrebatadoras”)

arpía
f. MIT. Ave fabulosa con rostro de mujer y cuerpo de ave de rapiña: las arpías son raptoras de niños y de almas. col. Persona codiciosa que con arte o maña saca cuanto puede: no te dejes engañar por esa arpía. col. Mujer perversa: no te fíes de ella porque es una arpía. u También se escribe harpía.


Capitulo I-


Justo al lado de la iglesia que se levanta sencilla en la intersección de las avenidas, con su torre de ladrillos su campanario augusto, su monótono concierto de palomas que la vigilan en sus amaneceres y al soñoliento atardecer de feligreses cansados.
Allí viven las arpías.
El campanario llama con un sonido aletargado el viernes de mi llegada a la ciudad incierta, todo es gris, la vereda, el cielo encapotado, los rostros indiferentes que no me ven buscar la dirección de la pensión. Después del umbral de la iglesia viene una pequeña vidriera de libros extraños se exhiben exiguos y marchitos tras un cartel escrito a mano que reza “no nos molesta su pregunta”, y luego otro cartel sobre una puerta gris con otro escrito no menos artesanal que promete ostentosamente un hotel.
Así viene a mi memoria aquellos días de mi llegada cuando los días eran consecutivos y con pasos regulares me habían traído hacia esta ciudad, hacia esta habitación de cuatro paredes húmedas, a la cárcel del alma que amanece solo en mi almohada sin recuerdos, solo con esperanzas.
Adoración esta alimentando al loro justo allí en el patio frente a la cocina, con un rosario de insultos que el loro repite verborragico en su inconciencia, o tal vez conciente pleno de su destino de guardián de arpías, mientras Secundina arregla flores para el santuario, tijera en mano recorta tallos, cambia el agua de los jarrones baratos que pondrá ante el pequeño altar que preside el patio.
Las campanadas suenan apagadas en el recinto de paredes oscuras, se arrastran las palabras silenciosas tras las puertas, se evaporan los sueños tímidos como una exhalación, se confunden con los vapores que emana del lugar. La anciana de edad incierta, esconde detrás de su sordera una mirada feroz, que devora ojos y labios en una solo zarpazo que alcanza el cuello, y aprisiona atroz sin piedad, hasta que te suelta indiferente con palabras amables y se pierde por el patio con una risa estertórea, a lo que el loro se hace eco interminablemente hasta mucho después que el horror nos abandona lentamente, escurriéndose en el torrente sanguíneo.
Cazadora pertinaz de cuanto sensación se presente, se alimenta de ajenas apetencias, del devenir ajeno, se pasean en perezosos pasos por los pasillos hablando siempre, gritando a veces cuando se disputan entre si, madre e hija, alguna botín escaso entre ellas y se despedazan sin contemplación en la concupiscencia de su avidez, miden sus fuerzas mostrando las uñas que filosas desgarran las tramas entretejidas de minutos que mueren que no vuelven, que jamás podrán recuperar, arrebatándose lo único que les queda se abrazan en intermitentes escupitajos de sollozos y el mar de insultos. Truenan las voces y se callan los animales que se guardan a silencio mientras dura el litigio, oscurece los malvones y caen por el piso los enseres domésticos, tsunami invisible avanza arrastrando detrás de si cuanto encuentra.
Secundina la más joven, exhibe en sus manos un ademán desafiante, su fuerza de hija que maldice, que hereda lo mejor y lo peor para perpetuar infame el nombre, perseverar con la despojo de los que se murieron y de los que morirán sin saberlo sin notar siquiera que han despertado en una habitación pequeña, donde los días se le fueron arrebatados como uno solo, en el sueño lento de la noche, en el amanecer incierto de mañanas silenciosas o en el paso imperceptibles de las tardes que se sucedieron sin conciencia.
Así me encontré en la pensión de la arpías sin mas planes que mi subsistencia, sin mas intenciones que recuperarme.
Pero como escapar de los garfios que succionan silenciosos ese halito de esperanza, mi despertar temeroso de contar mis días sin planes, de mirarme los zapatos puestos con los que me quede dormido si hasta los relojes se me hicieron esquivos, lo habré perdido en el tren cuando venia? ya no lo recuerdo si lo tenia puesto en mi muñeca.
Si llueve las palomas se irán de mi ventana, o volverán con su arrullo adormecedor, aunque bajo las persianas las escucho ahí afuera, desde que no me permitieron alimentarlas más, están ahí siempre esperando, conspirando contra las arpías todas juntas para que le de algo de miga como antes, se miran de reojo con esos pequeños ojillos mientras aletean en mi ventana, mientras yo hago como que no escucho, me doy vuelta en la cama con lo pies para afuera.
Apago la luz y me quedo a solas con el sonido del baño.
El loro grita y el agua cae con un tic tac casi imperceptible.
Sigue gritando palabras entrecortadas engendro indescifrables de saludos, palabrotas y la gota que cae cobra un ritmo exacto, secuencial como un eco llena la habitación de húmeda consecución.
Una tras otras, las gotas y el loro, el loro y las gotas, hasta que el sonido se hace mas fuerte, mas intenso como un golpe de martillo que retumba que sacude las paredes .
Aprieto un poco las manos sudadas esperando otro estruendo como el anterior, el eco inmenso golpea, martilla la cabeza del loro que calla por fin.
Ahora ambos tememos la próxima, me tapo los oídos y espero. Ambos esperamos, en el silencio de la noche sombría, indefensos, expuestos y vulnerables. . . .

Comentarios

Graciela Bentancor ha dicho que…
Hola, Beatriz. Visité el blog de Jenny y encontré el tuyo. Te sabía fecunda, pero igual me sorprendiste. Tus textos son demoledores , en uno y otro sentido. Este me dejó un regusto amargo y la sensación de haber estado mirando el retrato de dos almas feas, tan certera es tu narración. Y como siempre, pensé: "El escritor tiene en sí el dolor y la alegría de contemplar la vida con agudeza, y de sentir la compulsión de retratarlo..." Por supuesto que desde ahora en adelante no te pierdo pisada.Un abrazo!
Beatriz Bordon ha dicho que…
Gracias Graciela Arpias es parte de un relato mas extenso... pense ir dejando las partes en el blog. ir hilbanando la historia, podria ser una buena manera de seguir dandole letra a estas brujas... jeje <gracias por tus comentarios.
Saludos

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