Crónica de una relación desventurada



Sin querer de un día para otro sin previo aviso se había metido en mi vida, con continuos llamados a todas horas, y en horarios imprevistos.

Mi interés era escaso como el de quien no busca nada, solo se encuentra con sorpresa con ofertas inesperadas.
Pero los llamados eran incesantes, persistentes, y con distintos argumentos pero especialmente por ese constante interés por mi persona, comencé a prestar atención a lo que tenía para ofrecer (antes era un formalidad por buena educación y nada mas)
Mientras volvía de trabajar en los escasos 30 minutos para inventar algún almuerzo decente (y si es cierto, la aclaración va para el lector de mi blog que puso muy poca fe en mi arte culinario, tenias toda la razón…) tratando de no quemar nada, que no se me pase, o que se me rompa algún plato en el proceso, estaba otra vez el teléfono, imperturbable con buenos modales y su siempre presente oferta.

Me molestaba claro, en especial cuando estaba otro día con interés en descansar los escasos 15 minutos antes de volver a la oficina, y tuve cierto arranque de mal genio cuando le conteste, con poca paciencia le dije que no estaba interesada, que en todo caso deje un tel y si cambiaba de opinión yo me ponía en contacto.

Pero no. Le tomo apenas unos días para conseguir mi celular y llamarme en cualquier momento con su habitual voz calida y amable.
Esta vez cambie de estrategia y le di un plazo de 15 días cambiaria mi situación y yo estaría mucho mas tranquila como para evaluarlo, así que tome el control de la conversación y comencé a marcar los tiempos, si… si… le decía en 15 días … vuélvame a llamar por favor….

Así fue que cuando corte el auricular me sentía dueña de la situación, ya dejo de ser un extraño en mi teléfono ahora sabia cuando volvería a llamar, por que era yo quien ahora le manejaba el horario.

Y este se habría creído que podría salirse con la suya, por que ya había tiempo para pensar en una salida tenía 15 días sin molestias.

Pero paso esas cosas extrañas que suelen pasar cuando uno cree que tiene una relación bajo control, empieza sin darse cuenta a necesitar… si señor…. Antes no existía ahora pasaba a ser necesario… y encima solo llamaría recién dentro de quince días… (por dios justo ahora que caí en la cuenta de cuanto necesitaba… y no me dejo ningún número de contacto.)

Así en la incesante espera de que se cumpla el plazo, llego el día en que yo había fijado para que vuelva a llamar ARNET, y por fin di el SI, a lo que como corresponde en su habitual tono amable y servicial me prometió 2 megas de velocidad, un MODEM sin cargo, conexión sin cargo y un precio promocional que nadie se podría resistir.

Y no fuimos felices…. Después del SI… vinieron días de interminables de ausencia… luego un día cuando ya pensabas que todo había sido un sueño. El correo me dejo un paquete, el MODEM.

Y a aquí estamos de luna de miel el MODEM y yo ,sin fiesta y sin conexión a Internet Banda Ancha hasta el día de hoy... por obra y arte de unos desperfectos técnicos, de reclamos sobre reclamos que van a ser contestados en 72 horas, de líneas no digitalizadas… en fin…

Así son las cosas de los servicios en argentina, son como las relaciones desventuradas.

Aquí estamos solos con el espacio vacío que ni siquiera sabíamos que teníamos, pero que resulta que tenemos y que no podemos hacer mas nada por llenarlos…


Hasta Pronto

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Mi querida amiga, tienes razon, cuando en alguno de tus blogs, comentabas algo respecto, a lo aislados que vivimos todos,(a esta altura tenias que saber que soy agente de ARNET, en tu localidad)
como no me avisate que querias una conexion de ARNET??, bueno pasame tu numero de telefono y de cliente y no te prometo, pero en 24 hs, tenemos por lo menos definido e identificado el problema, y plazo para la solucion.
un beso
Al.
Anónimo ha dicho que…
Apenas leí tu relato, recordé mi propia relación desventurada. Una relación cuya esencia es la desventura. Pero, en mi caso, se trata de una desavenencia amorosa, o mejor dicho amatoria, carnal, de esas en la cual no existe reciprocidad oportuna. Me explico: La mujer en cuestión, es una hermosa morocha de grandes ojos negros, pechos turgentes y otras cualidades menos ostensibles al sentido de la vista. Cuando ella me insta al pecado estoy sumido en una profunda vida espiritual, o sumergido en una experiencia alcohólica o extraviado en otra especie de enajenación que impiden la concreción de los deseos del cuerpo. Cuando apenas me repongo de aquellos estados ilusorios y me lanzo de cabeza contra la pared por haber estado imposibilitado de responder al llamado de la Morocha, y acudo a su encuentro y me ofrezco puro y no tan casto a su propuesta pecaminosa, es ella quien está al pie del altar con un racimo de uvas verdes, o con la mirada fija en el lecho conyugal.-
En fin esta es la raíz ovalada del dolor genital del cual adolece mi relación desventurada y que me generó cierta empatía con tu relato.-
Divo.-

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